Fecha

martes, 24 de mayo de 2011

Asturias 2 Parte - Covadonga

En primer lugar quisiera dejar constancia, en los años en que hice mis primeros viajes por la península no se disponía de la tecnología que tenemos hoy en día, no tenia una cámara decente, támpoco se disponia de almacenamiento masivo para realizar múltiples tomas y descartar las malas. Ahora con un teléfono de última generación como mi Samsung Wave que tiene una cámara de "sólo" 5 megapixels, pero de una calidad fantástica y una micro SD de 8 Gb, puedes realizar 700 fotos en alta resolución, visionarlas en tiempo real y descartarlas si no son de tu agrado, es por estas cuestiones técnicas por las que no dispongo de más y mejores fotos, amén de que en algún caso se me perdieron carretes enteros, o no se capturaron buenas tomas, se velaron fotos etc.
La Cueva de La Santina (Covadonga)
En este, he tenido que escanear  fotos en papel, con la consiguiente pérdida de calidad, aunque los retoque con un conocido programa de edición, siempre ayudan a mejorarlas, pero se pierde algo de enfoque del lugar si no puedes fotografiarlo desde diversos ángulos, como ocurre en la actualidad.
Bueno aclarado esto, pasamos a lo que nos interesa, como figura en el título, esta segunda entrega de Asturias versa sobre: La Montaña de Covadonga.
Nos desplazamos hasta la localidad de Cangas de Onís (6.771 habitantes) a orillas del rio Sella, donde contemplamos su famoso puente románico, de belleza y robustez sin igual.
 Puente románico sobre el rio Sella en Cangas de Onís
Cangas de Onís fue la antigua capital del Reino de Asturias hasta el año 774, en las proximidades de la localidad tuvo lugar la famosa batalla de Covadonga en el año 722, donde el Rey D. Pelayo con las tropas cristianas, vence a los mulsumanes y,  da comienzo así la Reconquista de España. 
Estatua erigida al Rey D. Pelayo en Covadonga
Desde Cangas tomaremos la carretera AS-114  hasta Soto de Cangas, aquí nos desviaremos por la carretera AS-262  que nos llevará hasta la Montaña de Covadonga, trás recorrer unos 10 kms. aproximadamente, aunque nosotros nos quedamos en el aparcamiento de una casa rural distante 1 km. aprox. y subimos por el arroyo que desagua de la Cueva y curioseamos de paso, que para eso hemos venido ¿nó?.

Arroyo por el que desagua la Cueva
El arroyo, cubierto de flora, la humedad reina.





















El conjunto no desmerece, lo natural y lo artificial se integran en una asombrosa simbiosis, construído en conmemoración de la batalla y dedicado a la Virgen de Covadonga (La Santina), éste monumento enclavado en un precioso paraje natural de singular belleza con la cueva de La Santina,  y la Basílica como protagonistas,  transmite una paz interior relajante si no fuera por el frenetismo de la peña que quiere ver el conjunto en media hora, un sacrilegio.


Manantial bajo la cueva
La cueva de La Santina




















En primer lugar visitamos la hoquedad por donde fluye un torrente de agua que llena en primer lugar una pequeña laguna, que a su vez desagua por el arroyo por donde hemos subido, este manantial se encuentra al pié de la cueva, desde allí nos dirigimos a la cueva, donde  se encuentra la imágen de la Virgen, y donde está enterrado el Rey D. Pelayo, la cueva está provista de una pequeña capilla-sagrario para albergar a la Virgen y, donde la oscuridad y la humedad son las protagonistas, para darle un aire más místico si cabe.

Entorno de la Basílica
La Basílica de Covadonga




















Una vez realizadas las fotos de rigor, nos trasladamos hasta la Basílica Santa María la Real de Covadonga, no sin antes contemplar el conjunto en pleno con todo su esplendor, el templo domina la gran explanada a modo de plaza en la que se encuentra la gran estatua erigida a D. Pelayo.
Construido en piedra caliza rosa, ideado en estilo neorrománico por Roberto Frasinelli y levantado por Federico Aparici entre 1877 y 1901, en las inmediaciones de la citada explanada, se encuentra el edificio Casa Capitular.
La Basílica, con su tono rosáceo

Bueno, una vez satisfecho nuestra curiosidad (en parte) en cuanto a lo religioso y lo artístico, nos disponemos a satisfacer la parte animista-naturalista, así que cogemos el coche y nos dirigimos por la carretera CO-4 al parque nacional para conocer sus famosos lagos Enol y Ercina. 
Transitamos por una carretera de montaña, estrecha y sinuosa, además con mucho tráfico, recorridos unos 14 kms aproximadamente llegamos al entorno de los lagos.
"Estos humanos no dejan de dar la lata"
Lago Ercina, no puede ser más bucólico




















La primera impresión que me llevo es ¿ ¡¡ estoy en el carrefour !! ?, lo digo por los aparcamientos tan enormes y por la cantidad de gente que encuentro, sinceramente debería restringirse el paso de personas y vehículos, esto último sin lugar a dudas, como en el Parque Natural de Posets-Maladeta (Huesca), donde hay un servicio de autobús, evitando la contaminación no solo de los gases, sino también acústica, tan crispante.
Siendo un día de verano, encontramos niebla arriba y hace algo de fresco por la mañana, pero el sol gana la partida al cabo de unas horas y disipa el elemento gaseoso, adivinando las crestas de los Picos en todo su esplendor, (lástima que no disponga de una buena cámara para inmortalizarlos).

Lago Enol visto desde la Picota
Enclavados dentro del Parque Nacional de los Picos de Europa, el más antiguo de España, declarado así en el año 1918, el lago de La Ercina se encuentra a 1108 metros de altitud, y tiene una profundidad máxima de 3 metros, y el lago Enol se encuentra una altitud de 1070 metros, y una profundidad máxima de 25 metros.


Lago de la Ercina
Damos una vuelta por las veredas que recorren el perímetro de los lagos, estos son de origen glaciar y se alimentan del deshielo nival, no sometidos a un estiaje tan fuerte como en el sur de la península y contando que el deshielo se produce en la primavera, el nivel de agua es permanente durante todo el año.
De vuelta al coche, departimos con "les vaques" of course.
 Se ha levantado el día, así que nos vamos a un área recreativa cercana, que por cierto en Asturias todas las que hemos visitado están en muy buen estado y muy limpias (se nota el civismo), allí deglutimos el rancho y bajo una sombra reposamos un poco, luego tomamos el camino hacia Cangas, nos vamos hasta el río, fotos y refrescón en las frías aguas del Sella para activar la circulación a los pies cansados.
El agua fría reactiva la circulación
El viejo puente, desde el nuevo


Ese día se celebra el famoso Descenso Internacional del Sella desde la cercana Arriondas, nosotros tomamos el curso del río aguas arriba, y nos adentramos en el curso de un afluente del Sella, el río Dobro, caudaloso, limpio y bravo como todos los ríos cantábricos  y trás recorrer un buen tramo damos vuelta y a casa, que nos esperan 120 kms. hasta Soto del Barco.
Me quedo con las ganas de hacer la ruta del Cares, y hacer también una aproximación al Naranjo de Bulnes, en otra ocasión ¿quizá?.

Ojalá pudieramos volar
Río Dobro, cerca de una piscifactoría

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